SUSCRÍBASE ◄AQUÍ►

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Los divorcios y los matrimonios pasados los 60


El número de divorcios de personas mayores de 60 años ha pasado de 3.636 en el 2005 a 9.541 en el 2015. Es decir, en diez años han aumentado un 162%. Y si uno se fija en las rupturas de parejas en las que los dos cónyuges están en esa franja de edad, el porcentaje sube hasta el 173%. En paralelo, en ese mismo periodo los matrimonios en los que el novio o la novia pasaba de los 60 han crecido el 101% y el 131%, respectivamente, según los datos del INE.

No son, ni de lejos, el grupo de edad en el que más divorcios y bodas se producen, pero sí en el que más han crecido en la última década (a excepción de las cincuentañeras, entre quienes los matrimonios han aumentado un 155%).
 “Consideramos que las personas de determinadas edades no tienen pulsiones, afectos y pasiones, y no es así; el horizonte vital de las personas se ha alargado y se amplía también la capacidad de mantener relaciones o de romper con aquellas que se establecieron en otro entorno social”.

Las cifras mencionadas incluyen a Rosa, que tras décadas de soltería conoció a Joan y se vistió de novia con 60 años. Y a Joaquim, que a los 64 años decidió romper con su esposa cuando sus desprecios llegaron al punto de no hablarle y dejarle sin comida. También a Jesús, que a los 68 se enamoró de una joven durante un viaje a Santo Domingo; a María (72), que tras enviudar comenzó a coincidir con el soltero del pueblo, ya jubilado, y acabaron casándose, y a Susana, que a los 70 se divorció harta de que su marido se sintiera mayor para todo y nunca quisiera probar nuevas actividades.

Como a cualquier edad

“Lo que ocurre entre las personas mayores es reflejo de lo que pasa en otros momentos del ciclo vital, pero nos sorprende porque parece que la vejez fuera algo descolgado del resto de la vida, como si por tener más años la persona no sintiera como los demás, como si por acumular más tiempo de vida uno no fuera igual a nivel emocional”, que augura que estos cambios de pareja después de la sesentena irán a más porque así ocurre en todas las franjas de edad y porque hay cambios sociales, demográficos y económicos que los favorecen.

Especialistas de diferentes ámbitos hablan de la irrupción de una nueva franja social, la del colectivo en el entorno de los 60 años: personas saludables, curiosas, activas, que llevan una vida razonablemente satisfactoria, independiente, y que, en el caso de las mujeres, vienen decidiendo sobre su vida desde jóvenes (sobre sus estudios, tener o no hijos, su profesión...), y están satisfechas con su estado civil o, si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo. “Es una generación que ha pateado fuera del diccionario la palabra sexagenario o septuagenario sencillamente porque no tiene entre sus planes el hecho de envejecer”, ha escrito de ellos la psiquiatra Graciela Moreschi.

“Quienes ahora entran o están en el ciclo de los 60-70 años tienen un nivel intelectual, una educación y una escala de valores muy distinta a la que tenían las personas de esa edad hace una o dos décadas; son personas que no escuchaban a Shakira sino a los Beatles, y viven con mayor apertura mental”, comenta Manuel Nevado, vocal de ciencias sociales y del comportamiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Y subraya que en materia sentimental, quienes han cumplido los 60 se comportan como el resto de la población: “Si no son felices con su pareja, la dejan, y lo hacen cuando valoran que les merece la pena, que la relación ya ha cubierto objetivos”.
Incidencia en las rupturas y enlaces de mayores de 60 años:
“Ha aumentado la esperanza de vida, hay menos control social, el discurso religioso ha dejado ser un elemento de control de la conducta y la gente se replantea su vida”. 
Los profesionales explican que para algunas personas la posibilidad de divorciarse, desde un punto de vista práctico, llega a esa edad, cuando tienen la hipoteca pagada, los hijos mayores y menos responsabilidades que atender, y como se ven con muchos años por delante, con salud y recursos, no tienen reparos en empezar un nuevo proyecto vital. Otros psicólogos apuntan que haber vivido más y acumular más experiencias hace que los mayores tengan mejores estrategias para afrontar estas situaciones.

Para algunos expertos, una de las cuestiones que más han incidido en el cambio de comportamiento de las parejas maduras es la independencia económica de las mujeres. “Las mujeres que tienen 60 o 70 años son las que se manifestaban en la calle en los 70, las que se incorporaron masivamente al trabajo y a la anticoncepción; no dependen económicamente del marido y tienen mayor conciencia de ser un individuo con libertad de elección”, reflexiona Camil Castelo-Branco, director del máster de Sexología y Salud Sexual de la UB. Enguix cree que muchas de las mujeres que rompen una relación tras más de treinta años de convivencia buscan ejercer esa libertad: 
“Se casaron en un entorno social que las responsabilizaba del trabajo de casa y del de fuera, del cuidado del marido y de los hijos; y ahora a los 60 o 65 se ven liberadas de esas obligaciones y ven que por primera vez pueden disponer de su vida, y quieren un cambio, otro horizonte que el de cuidadoras para los años que les queden por delante”. 
Opina que en el caso de los hombres la motivación suele ser distinta: 
“Muchos (no todos) se miran en el modelo Trump, según el cual un hombre de edad avanzada pero con nivel adquisitivo puede conseguir una mujer más joven para seguir disfrutando de la vida”.

El impacto de la jubilación

La jubilación es a veces el detonante último de la ruptura o del inicio de nuevas relaciones. “Es frecuente que la jubilación desencadene problemas de convivencia con la pareja de toda la vida, porque el matrimonio no está acostumbrado a convivir todo el día ni coincidir en las tareas domésticas, y eso a veces lleva al desencuentro y, si antes aguantaban, ahora, como ocurre a otras edades, se separan”. Los mayores, como el resto, están influenciados por las corrientes sociales que rinden culto al cuerpo y a la juventud y se pueden sentir atraídos por personas más jóvenes, y “con la jubilación tienen más tiempo y libertad para relacionarse con personas ajenas al matrimonio”.

“Las personas no dejan de tener necesidades sexo-afectivas por haber vivido 60 o más años, y pueden cubrirlas con la familia, yendo a merendar con amigos o casándose con alguien más joven”, dice Enguix.  

“Muchas personas explican que buscan pareja para tener alguien con quien compartir y vivir el día a día, porque la soledad, si no es elegida, es muy dolorosa”.

Fuente: La Vanguardia 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Revista La Capital Histórica