A 30 años del adiós al Citroën 2CV, el carismático auto popular que era difícil de volcar
El 27 de julio de 1990 dejó de fabricarse uno de los autos más importantes de la historia. Nació como un modelo para el pueblo francés, pero trascendió en todo el mundo. Y tuvo mucho arraigo en la Argentina, donde se fabricó durante casi 20 años
El fin de una era, el nacimiento del mito. El 27 de julio de 1990, en la planta de Citroën en Portugal salió de la línea de montaje el último 2CV. Un final anunciado ante la evolución incontenible de la industria, pero no más que eso. La historia hasta entonces escrita por uno de los autos más importantes del siglo iba a trascender cualquier medida de producción. El camino recorrido por el 2CV desde su aparición ante las luces del Salón de París en 1948 ya le había garantizado el aura de leyenda. Lo del 27 de julio, entonces, más que un adiós fue, nada menos, su merecido ingreso al Olimpo automotor. Un pasaje al reconocimiento eterno.
Existe un prólogo en la exquisita historia del Citroën 2CV. La década del 30 se presentaba turbulenta tanto para Europa como también para incipiente Citroën. A pesar de haber lanzado en 1934 el Traction Avant, un modelo revolucionario y su primer gran éxito, la marca francesa aún debía consolidarse como empresa económicamente viable. El ingeniero André Lefebvre y el diseñador italiano Flaminio Bertoni ya formaban una dupla clave en aquellos años para la firma: habían sido los responsables del Traction Avant y a ellos se les encargó el proyecto de trabajar en un auto para el pueblo francés, barato y fácil de manejar y mantener.
Llega a la Argentina el primer auto chico de tracción delantera
Las primeras noticias del 2CV en la Argentina empezaron a trascender en 1956. A partir de aquel año, el concesionario Staudt y Cía comenzó a importar las primeras unidades. Y luego en 1960, tras la fundación de Citroën Argentina Sociedad Anónima un año antes, comienzan a ensamblarse los vehículos 2CV AZL en la planta de Jeppener, partido de Brandsen. Era una fábrica de máquinas de coser, Pfaff Bromberg S.A.I.C., mecanizada y muy avanzada para la época. Aquella planta funcionó para Citroën hasta el año 1980.
En 1961 los motores también empiezan a armarse en Argentina, el primero de 425 cm3 y 12,5 CV se incorporó en 1962. Aquel 2CV, además, tenía el tradicional techo de lona, el “paraguas” con el que se lo conoció hasta el final de su producción. En 1963 surge el 2CV AZLE (la “E” de Especial), el primero en sumar la tercera ventana. Para 1966 Citroën ya había producido 30.000 unidades del 2CV y lanza el AZAM, una versión de “lujo”, con motor de 425 cm3 y 18 CV. El habitáculo mejoraba con un nuevo tablero de instrumentos, tapizados de cuerina y limpiaparabrisas eléctrico.
En noviembre de 1969 aparece el 3CV, un modelo que solamente se comercializó aquí con ese nombre porque en el resto de los países siguió llamándose 2CV. Por fuera, las únicas diferencias eran los faros traseros –tenía los del Dyane 6 francés– y las luces de giro delanteras, de forma rectangular. Luego, en 1970, incorporó la apertura de puertas convencional. Aquel 3CV del 69 tenía un motor de 602 cm3 y 32 CV que se mantuvo para el resto de las versiones hasta que Citroën abandonó el país en 1979 debido a la situación política y económica.
Una familia de modelos con el mismo ADN de practicidad
En el segundo año de producción del Citroën popular, en 1950, aparece en la nueva edición del Salón de París el 2CV Furgoneta. Fue concebido como una herramienta para que los granjeros pudieran transportar sus cargas, siempre manteniendo los bajos niveles de consumo y mantenimiento. Tenía suspensión con resortes helicoidales y amortiguadores de fricción, podía transportar una carga de 500 kilos y se estima que se fabricaron más de 1,2 millones de unidades en todo el mundo. Un pionero entre los vehículos utilitarios. En la Argentina la furgoneta empezó a fabricarse en 1967: fue la versión ENTEL, para la empresa estatal que manejaba los teléfonos.
Diseñado para el mercado sudamericano, el Mehari también se comercializó en Francia, España y Portugal. Por su carrocería de fibra de vidrio se transformó rápidamente un vehículo elegido para moverse en zonas rurales o de playa. Se lanzó en 1968 y se mantuvo en producción hasta 1998. Aquella estructura se fabricaba en Uruguay para luego ensamblar el modelo en Argentina, donde apareció en 1971.
En 1970, Citroën Argentina incorpora a su producción el Ami 8 Club, con la misma mecánica del 3CV, pero con algo más de potencia (35 CV) que conseguía por la incorporación de un nuevo carburador. Era un auto más familiar que competía directamente con el Renault 6 y el Fiat 128.
En 1960 irrumpió uno de los modelos más extravagantes de la historia de “la Rana”, como se le decía. Se trató del 2CV Sahara, una versión con sistema de tracción en las cuatro ruedas. Aquel modelo contaba con dos motores de 12 CV, uno en cada eje y dos tanques de combustible. Fue diseñado para utilizarse en las colonias francesas de África y cautivó a un gran número de entusiastas de los 4×4.
Camaleónico, el 2CV tuvo el don de conquistar con el encanto de lo práctico. Fue un carismático compañero de aventuras del queridísimo Tintín, personaje universal de Hergé, y en Argentina, de la inolvidable Mafalda. Aquí Citroën fabricó más 170.000 unidades, en el mundo fueron millones los aficionados que sucumbieron ante su sencillez. Por eso es uno de los autos más importantes de todos los tiempos. Por eso será siempre eterno.
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